Dejamos los coches en Eskalmendi y comenzamos el recorrido.
Nos encontramos con el Zadorrra muy crecido y pisar la hierba era como pisar una mullida alfombra. El recorrido fue muy tranquilo, disfrutando de los rayos de sol que se asomaron. Los niños a cada paso encontraban algún entretenimiento: resbaladeros, charcos que pisar, colinas que subir y disfrutaron de lo lindo en los asientos gigantes que encontraron. Ese fue el final de nuestro recorrido, almorzamos allí mismo.
A la vuelta ya estabamos en cuadrilla y las charlas fueron muy interesantes.
Hasta la próxima!